Como Salesianas educamos hacia el conocimiento y el respeto de sí mismas, al desarrollo de la autonomía personal y del sentido crítico, a la adquisición de la capacidad de opción frente a situaciones diversas y contrastantes, asumiendo las propias responsabilidades, y la maduración de una mentalidad abierta y flexible dispuesta a la formación continua.
Nuestro modo de educar ayuda a leer críticamente la realidad y la cultura mediática; para que las jóvenes participen responsablemente en la vida social, política y ofrezcan su específica aportación a nivel cultural y profesional.
En el Sistema Preventivo la religión es considerada por Don Bosco no sólo como objetivo prioritario y como contenido, sino también como camino hacia la felicidad. Se trata de un anuncio que abre a los jóvenes, a la experiencia del amor de Cristo para que puedan llegar gradualmente a conocerlo como la razón de su vida.
Elementos de la Espiritualidad Salesiana son: la paternidad misericordiosa de Dios; la fuerza de la gracia sacramental; el sentido eclesial y la presencia solícita de María; el impulso misionero; lo cotidiano como lugar privilegiado de encuentro con Dios, de concreción de los valores evangélicos, de crecimiento vocacional y la alegría de compartir.
Educar es comunicar. En la praxis salesiana la comunicación educativa es creación de relaciones recíprocas e intergeneracionales, abiertas y profundas, en el que actúan fuerzas sociales, culturales, institucionales y económicas. Responde a necesidades como el conocimiento, la confrontación con la diversidad, el intercambio y la colaboración.
La prospectiva comunicativa favorece la relación y el encuentro; orienta a superar barreras y conflictos interpersonales; educando al diálogo interpersonal, a la apertura al otro respetando su originalidad, a la vida de grupo como laboratorio de relaciones auténticas, al redescubrimiento de la familia, al compartir en comunidad de fe, a la utilización positiva de los medios de comunicación social, a la valoración del teatro, de la música, del arte.
En esta prospectiva educamos a las niñas y jóvenes a ser activas y críticas, a promover la justicia, el amor, la verdad y la libertad. Comprometidas en defender el valor absoluto de la persona y su inviolabilidad por encima de los bienes materiales y de toda institución social y política. Optando con renovada conciencia por ser solidarias con los más pobres.
Frente a la escasa confianza de los jóvenes en las instituciones públicas y políticas, nuestro compromiso educativo, inspirado en el Magisterio social de la Iglesia, se traduce en itinerarios de formación para la paz, la democracia, la participación política que promueve el bien común, el respeto a la vida y al medio ambiente, a la interculturalidad, al logro de una verdadera inserción responsable y activa en el mundo del trabajo.